Masías entre el vértigo y el silencio

Rutes Senderisme Siurana.
Una vuelta por las masías y los corrales del barranco de la Gritella, en Siurana

   “Oh Jahvé, ¡qué he hecho!” Siurana quemaba por todas bandas mientras las tropas de Bertran de Castellet se dedicaba a un saqueo desenfrenado, forzando mujeres y degollando criaturas y gente mayor. El acabalado judío, que hasta el momento había vivido bajo la protección de la inexpugnable fortaleza de Siurana, había facilitado la entrada de las tropas cristianas por túneles secretos, a cambio que respetasen vidas y propiedades. Pero la cosa no terminó así. Arrancándose los cabellos, loco por la visión que tenía enfrente, profirió, en nombre de Dios, una maldición que cayera sobre los cristianos que vivieran en Siurana y toda su descendencia.

   Esta es una de las leyendas que explican la caída del último bastión sarraceno en tierras catalanas. Los hay que irónicamente certifican su veracidad a juzgar por las dificultades y las miserias que han tenido que soportar los habitantes de esta aldea. Al menos, es cierto que Siurana no ha vuelto a tener jamás la importancia que adquirió bajo el periodo musulmán. De hecho, estuvo a punto de ser abandonada durante el siglo pasado y habría seguido el triste destino de la Mussara de no ser por férreas voluntades, como la de quien fue alcalde Genar Martorell. Hoy día, su futro parece esperanzador pero no ha pasado lo mismo con la multitud de masías pobladas de su entorno; exceptuando el Mas de la Barba o la Bàrbara, que aún se mantiene bien y así tendría que mantenerse durante muchos años.

   El itinerario propuesto permite precisamente enlazar un buen número de antiguas explotaciones agrarias alrededor del barranco de la Gritella. Se trata de uno de los rincones más escondidos y espectaculares de esta sierra, por donde baja el que es conocido como “el riuet de Prades” (riachuelo de Prades) encajado entre severas murallas de piedra y escondido bajo una sorprendente y ufana vegetación.

   La ruta no sale exactamente de Siurana, sino de al lado del Corral de l’Isidre, situado en la encrucijada entre la carretera que sube de Cornudella y la pista de tierra que lleva hasta Prades. Se tiene que coger este camino hasta encontrar la primera encrucijada y luego continuar a la derecha hacia el Mas de la Barba. Al lado de bellísimas encinas, un sendero permite bajar detrás de la masía hasta encontrar una pista que pasa muy cerca del acantilado. Vale la pena sacar la cabeza pero con mucho cuidado.

   Se continúa la pista hacia el norte. Al llegar a la bifurcación, se coge la pista de la derecha dirección a Mas d’en Gravat, en ruinas. La pista se convierte en un sendero, no siempre  muy claro, pero sin posibilidad de perderse ya que al final desemboca de nuevo en la pista que lleva hasta el Mas de l’Extremenyo. Poco antes de llegar a la masía se encuentra el camino por el cual se baja al barranco de la Gritella. Se cruza el riachuelo y se sube por una pista en mal estado hasta encontrar, a mano izquierda, un sendero marcado con señales azules y algunas redondas rojas.

   Se cruza una primera explanada y en la segunda se coge una pista poco transitada que, dando una vuelta, planea en dirección sureste. Se pasa al lado de un pequeño corral y desemboca en un camino más trillado, poco antes de las ruinas del mas d’en Viles.

   Se continua bajando para coger, antes de llegar a Mas d’en Porrera, un sendero indicado a la derecha que conduce al Grau del Gris y, de nuevo, en el fondo del espectacular y exuberante barranco de la Gritella. Bajo un túnel de vegetación se llega a las inmediaciones del molino de l’Esquirola. No se tiene que bajar hasta el río. El camino continua planeando para enfilarse más allá y superar el magnífico Grau del Corral Nou. Después de esto se sale a una pista que lleva directamente al Corral de l’Isidret.

Características: 

Tiempo: 3 h (sin contar paradas).
Desnivel: 450 m aproximadamente.
Distancia: 7,6 km aproximadamente.
Mapa: Siurana 1:10.000, Editorial Piolet o Muntanyes de Prades 1:25.000, Editorial Piolet.

Recomendaciones: 

   Dado que el itinerario no está marcado, el mapa resulta casi imprescindible. Hace falta proveerse de agua.